17 de julio de 2010

Hace demasiados meses que mis payasadas no provocan tus ganas de reír,
no es que ya no me intereses pero el tiempo de los besos y el sudor;
es la hora de dormir. Duele verte removiendo la cajita de cenizas
que el placer, tras de sí, dejó mal y tarde.
Estoy cumpliendo la palabra que te dí cuando juré escribirte una canción.
Un adiós triste y aburrido nos castigó por trepar juntos al árbol
y atracarnos con la flor de la pasión, por
probar aquel sabor.
El agua apaga el fuego y al ardor los años.
Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño,
y cada vez peor, y cada vez más rotos.
Y cada vez más
y cada vez más yo,
sin rastro de
nosotros. Ni inocentes ni culpables,
corazones que destroza el temporal. Carnes de cañón no soy yo ni tú ni nadie,
son los dedos miserables que le dan cuerda a mi reloj.
Y no hay lágrimas que valgan para volver a meternos en el coche,
donde aquella noche en pleno
carnaval te empecé a desnudar.
El agua apaga el fuego y al ardor los años.
Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño y cada vez peor,
y cada vez más rotos
.
Y cada vez más tú , y cada vez más yo,
sin rastro de nosotros.

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