A ti, te estoy hablando a ti, a ti el que no escucha.
A ti que con lo que te sobra me darías la luz para encender los días.
A ti que juegas a ganarme cuando sabes bien que lo he perdido todo.
A ti, te estoy hablando a ti, aunque te importe poco lo que estoy diciendo.
A ti, te estoy hablando a ti, aunque es perder el tiempo.
A ti que te pasó tan lejos el rigor del llanto y la melancolía.
Si nunca dije la verdad fue porque la verdad siempre fue una mentira.
A ti, te estoy hablando a ti, aunque te valga madre lo que estoy diciendo.
A ti que te faltó el valor para pelear por ti.
A ti que te consuelas con cubrirte de Channel las huellas de mis besos.
A ti que, por despecho, estás pensando con los pies.
A ti que me dejaste sola incluso cuando estabas en mi compañía.
A ti, te estoy hablando a ti, tan sordo y resignado.
A ti que duermes con tu orgullo y te dejas tocar por tu rencor barato.
A ti que te gusta ir de mártir repartiendo culpas que son solo tuyas.
A ti, te estoy hablando a ti, porque no hay nadie más que entienda lo que digo.
A ti que te falto el valor para pelear por ti.
A ti que, por despecho estás pensando con los pies.
A ti ya no te queda nada;
y a mi me queda, por lo menos, este síndrome incurable de quererte tanto.
24 de enero de 2011
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