28 de julio de 2010
24 de julio de 2010
23 de julio de 2010
21 de julio de 2010
20 de julio de 2010
19 de julio de 2010
Poco a poco te dimos todo lo que siempre soñaste
Poco a poco las ruedas de tu vida han caído lentamente
Poco a poco tienes que vivir en conjunto tu vida
Y todo el tiempo sólo me he preguntado ¿por qué estás aquí?
La perfección verdadera tiene que ser imperfecta
Yo sé que eso suena absurdo, pero es verdad.
Los grandes momentos de la vida están llenos de preguntas. Los grandes encuentros de la vida están llenos de interrogantes. Cuando llega el gran momento, uno cree haber contestado todas las preguntas; cree estar listo. Ya en ese momento, uno cree tener las respuestas y reacciona. Pero siempre surgen nuevos interrogantes. Qué, cómo, cuándo, dónde y por qué. Eso es lo que siempre nos preguntaremos. ¿Importa dónde estamos? ¿Hay que tener una razón para hacer todo lo que hacemos? Vivimos deteniéndonos con preguntas. ¿A dónde vamos? ¿Cuál es el camino? ¿Qué sentido tiene todo? Nos llenamos de preguntas. ¿Y si no llego? ¿Y si no te encuentro? ¿Y si te pierdo?¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué? Todas las preguntas tienen la misma respuesta. ¿Qué es esto? Un viaje. ¿Cómo llegué acá? Viajando. ¿Cuándo? Durante el viaje. ¿Dónde estoy? En el viaje. ¿Por qué? Por el viaje. De regreso a casa, a la luna, al centro de la tierra o al interior de uno mismo. Todo es un gran viaje, en el que sabemos de dónde partimos, pero no a dónde llegaremos.
Y eso es lo más divertido del viaje. ₪
17 de julio de 2010
Hace demasiados meses que mis payasadas no provocan tus ganas de reír,
no es que ya no me intereses pero el tiempo de los besos y el sudor;
es la hora de dormir. Duele verte removiendo la cajita de cenizas
que el placer, tras de sí, dejó mal y tarde.
Estoy cumpliendo la palabra que te dí cuando juré escribirte una canción.
Un adiós triste y aburrido nos castigó por trepar juntos al árbol
y atracarnos con la flor de la pasión, por probar aquel sabor.
El agua apaga el fuego y al ardor los años.
Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño,
y cada vez peor, y cada vez más rotos. Y cada vez más tú y cada vez más yo,
sin rastro de nosotros. Ni inocentes ni culpables,
corazones que destroza el temporal. Carnes de cañón no soy yo ni tú ni nadie,
son los dedos miserables que le dan cuerda a mi reloj.
Y no hay lágrimas que valgan para volver a meternos en el coche,
donde aquella noche en pleno carnaval te empecé a desnudar.
El agua apaga el fuego y al ardor los años.
Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño y cada vez peor,
y cada vez más rotos. Y cada vez más tú , y cada vez más yo,
sin rastro de nosotros.